24. Como quien dice adiós a lo perdido [Digital]
En Como quien dice adiós a lo perdido, Ramón Cote llega a ese estado de madurez donde lo mejor es posible: el tono, la claridad, el aliento de prosa que viene del fondo del poema, el discurrir de las imágenes. Estos poemas son, según el propio autor, “jaulas de tiempo, espacios de tiempo, cárceles de tiempo”.
“Quisiera que todo el mundo escuchara estos versos reflexivos sobre lo que dura y lo que termina, que será lo que quede de estas ciudades. A quien ha escrito un libro como este le cabe lo que reza la última estrofa de su poema a la ciudad de Orchha, en la India:
Los pasos que de ahora en adelante
des por el mundo llevarán a donde vayas
este encantamiento, porque quien una vez ha sido
deslumbrado por la belleza será para siempre
el más fiel y devoto de sus emisarios.
Jotamario Arbeláez
Autor Ramón Cote Baraibar
Páginas 82
ISBN 978-84-941815-3-5
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978-84-941815-3-5
En Como quien dice adiós a lo perdido, Ramón Cote llega a ese estado de madurez donde lo mejor es posible: el tono, la claridad, el aliento de prosa que viene del fondo del poema, el discurrir de las imágenes. Estos poemas son, según el propio autor, “jaulas de tiempo, espacios de tiempo, cárceles de tiempo”.
“Quisiera que todo el mundo escuchara estos versos reflexivos sobre lo que dura y lo que termina, que será lo que quede de estas ciudades. A quien ha escrito un libro como este le cabe lo que reza la última estrofa de su poema a la ciudad de Orchha, en la India:
Los pasos que de ahora en adelante
des por el mundo llevarán a donde vayas
este encantamiento, porque quien una vez ha sido
deslumbrado por la belleza será para siempre
el más fiel y devoto de sus emisarios.
Jotamario Arbeláez
Autor Ramón Cote Baraibar
Páginas 82
ISBN 978-84-941815-3-5
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QUÉ HA QUEDADO DE ESTA TARDE
¿Qué ha quedado de esta tarde que huye
y que corona una luna donde hace poco
estuvo el sol radiante? Allí está el tiempo
cumpliendo su ciclo, dejando su huella por el aire
y su limpia mecánica celeste.
¿Pero qué me pertenece de todo esto
si paso como ciego y callo como mudo?
Más tarde surgió la constelación de Orión y la silueta
de Sirio corríó por las praderas de la noche.
Allí en lo alto estaba el orden escrito nuevamente
entre luces parpadeantes.
El mar tiene sus islas, la noche sus estrellas
pero yo, de nunca a siempre, sin todavía.