131. Paseando al gato negro
Charles Simic es el poeta de mayor autenticidad en nuestro tiempo. Su voz única le ha hecho merecedor del Premio Pulitzer y de una larga lista de reconocimientos entre los que se encuentra el haber sido elegido Poeta Laureado del Congreso de los Estados Unidos. Paseando al gato negro es uno de los libros más importantes de su carrera.
“La poesía de Charles Simic es cómic y elegía en igual medida. Dueña de una sensibilidad del Viejo Mundo (Simic creció en Belgrado durante la Segunda Guerra Mundial y su familia huyó de los bombardeos) es capaz de levantarse hacia el Nuevo Mundo con una luminosidad que procede del corazón”.
DWIGHT GARNER, New York Times
Autor Charles Simic
Edición Bilingüe
Traducción Nieves García Prados
ISBN 978-84-16560-33-2
Encuadernación Rústica con solapas
Páginas 180
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978-84-16560-33-2
Charles Simic es el poeta de mayor autenticidad en nuestro tiempo. Su voz única le ha hecho merecedor del Premio Pulitzer y de una larga lista de reconocimientos entre los que se encuentra el haber sido elegido Poeta Laureado del Congreso de los Estados Unidos. Paseando al gato negro es uno de los libros más importantes de su carrera.
“La poesía de Charles Simic es cómic y elegía en igual medida. Dueña de una sensibilidad del Viejo Mundo (Simic creció en Belgrado durante la Segunda Guerra Mundial y su familia huyó de los bombardeos) es capaz de levantarse hacia el Nuevo Mundo con una luminosidad que procede del corazón”.
DWIGHT GARNER, New York Times
Autor Charles Simic
Edición Bilingüe
Traducción Nieves García Prados
ISBN 978-84-16560-33-2
Encuadernación Rústica con solapas
Páginas 180
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RINCÓN OSCURO
Dime, ¿cómo diste conmigo?
Normalmente, me hago el sordo y el tonto, pero contigo
es diferente. Entras y sales
de los portales, merodeas detrás de mí
como un gato negro.
Mira a esos imbéciles, continué
gritando al mundo. De nada sirvió.
Ellos seguían caminando sobre mí
aferrados a sus sombreros
o levantando un poco sus faldas
de camino al infierno.
Se tratará de un loco, ahí despatarrado
en la acera, con la bragueta desabrochada,
con los ojos entreabiertos. Sólo tú regresaste
para ver qué tal estaba,
sólo tú te asomaste a cada rincón oscuro.
Soy un pájaro batiendo las alas en vuelo.
Encuéntrame una bonita jaula que sea grande
y tenga la puerta abierta.
Sácame de aquí con tus besos.
Mis zapatos necesitan cordones.
Mis pantalones necesitan tu dedo para no caerse.